Últimas reseñas

Mostrando entradas con la etiqueta novela gótica. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta novela gótica. Mostrar todas las entradas

sábado, 18 de febrero de 2017

Revisando clásicos: Drácula, de Bram Stoker

Drácula, de Bram Stoker.
     Después de saber, con mucha alegría, que mi reseña anterior sobre Frankenstein, en esta misma sección, había gustado mucho, decidí retomar esta temática y traer un clásico muy conocido en cuanto a la trama principal, pero que no es valorado, creo, por lo que representa como expresión de las contradicciones de la época en la que fue escrito. Me gustaría que veamos que Drácula no es simplemente la historia de un vampiro que mataba damiselas bellas para robarles su sangre y así alimentarse, sino mucho más que eso.
   Para situarnos, les cuento que Drácula fue escrito en 1897 por el irlandés Bram Stoker, y puede encuadrarse dentro de lo que se llamó novela gótica, ya que cumple con varias de sus características principales: el ambiente lúgubre, la presencia constante de ciertos elementos de la naturaleza, como la niebla y las tormentas, la visita a cementerios y castillos oscuros, las supersticiones y hechos sobrenaturales, etc. En cuanto a las supersticiones, hay que tener en cuenta que el personaje de Drácula es el resultado de la suma de varias tradiciones populares que han sobrevivido en el tiempo: el ser no vivo, que solo puede eliminarse a partir de ciertas acciones heroicas; la alimentación que consta solo de sangre extraída de las víctimas, quienes en consecuencia se convierten a su especie; el vivir exclusivamente de noche y tener la capacidad de adquirir otras formas: lobo, murciélago o niebla; no poder exponerse a la luz solar, los cursos de agua o ciertos antídotos, como el ajo, la rosa silvestre o alguno símbolos religiosos.
    Y justamente, este ambiente sobrenatural que invade el libro está íntimamente relacionado con la necesidad de expresar aquello que no podía ser dicho. Casi como una consecuencia natural de la racionalidad, la moral y el orden que proclamaba la época victoriana, Bram Stoker le da un lugar en esta obra a lo inexplicable y lo reprimido: los sueños, la locura, los bajos instintos, los miedos y la muerte.
     Lo curioso, o paradójico, es que esto lo hace utilizando los géneros clásicos por excelencia para relatar hechos reales, biografías, etc., como el género epistolar (cartas, documentos), recortes de periódicos, y diarios íntimos de los personajes principales. De esta manera, el autor les da un marco de credibilidad a unos hechos más que increíbles. Es decir, no hay un narrador que nos cuente la historia de Drácula, sino que, a partir de los diarios íntimos de los distintos personajes, y otros documentos, se va tejiendo la trama.
      Por otra parte, el personaje del médico (el Dr Van Helsing), como los investigadores de las novelas detectivescas, contrapone al espacio mágico del mundo del vampiro, la realidad cotidiana y la racionalidad victoriana, resolviendo los conflictos a través de sus conocimientos e investigaciones. Así, el autor parece equilibrar, tanto en la forma como en el fondo, las contradicciones de la época: el vampiro con el médico, lo sobrenatural con la ciencia, lo increíble con la credibilidad de la experiencia. Y de esta manera también, encuentra una forma posible para construir una obra publicable, al encuadrarse dentro de las normas de la época.
     Es importante mencionar también que, como es fácil suponer, cuando fue publicado, Drácula no tuvo mucha aceptación por parte de la crítica. Sin embargo, Bram Stoker supo captar el gusto del público que encontraba en las historias de horror, no solo entretenimiento, sino también un escape a tanta rigidez.
      Para aquellos que no saben si leer Drácula o no porque es un clásico, les digo que no lo duden porque es un libro sencillo de leer, entretenido, con mucha acción y diferentes enredos que lo hacen muy ágil. No voy a contar la trama porque básicamente ya se conoce, pero sí quise mostrar brevemente en esta revisión, que es muchísimo más interesante que la reducción que uno ve en las adaptaciones al cine, y mucho más profunda también.

      Espero sus comentarios, de los que ya lo leyeron, a ver qué les pareció, y de los que no, si es que mi reseña los motiva a hacerlo. ¡Gracias por leerme y buen fin de semana!

viernes, 7 de octubre de 2016

La reseña elegida: Jane Eyre, de Charlotte Brontë

         Para empezar, voy a contarles un poco de la época y de su autora, para quienes no conocen el contexto de este libro. Charlotte Brontë era una de las hijas del párroco Patrick Brontë y vivía con sus hermanos –la madre murió cuando eran pequeños- en el pueblo de Haworth, en Inglaterra, a principios del siglo XIX. Eran cinco hermanas mujeres y un hermano varón, pero después de pasar unos años estudiando en el colegio de Clergy Daugthers, en Cowan Bridge,  las dos hermanas más grandes fallecieron de tuberculosis (María y Elizabeth), provocando que las otras tres fueran retiradas del internado. Seguramente en estas experiencias se inspiró Charlotte para describir tan detalladamente la escuela de señoritas Lowood a la que asiste nuestra protagonista, Jane Eyre,  cuando su tía, después de maltratarla y despreciarla, decide deshacerse de ella enviándola pupila allí.
     La parroquia, donde vivía la familia Brontë, se encontraba alejada del pueblo y rodeada por el cementerio, azotada por fuertes vientos y copiosas lluvias. En ese aislamiento y con casi nula vida social, las hermanas Brontë pasaban las horas leyendo y escribiendo, algo que para esa época no era natural en las mujeres. Pero Patrick Brontë era un hombre instruido y bastante distante, que para estar tranquilo les permitía sin objeciones acceder a toda lectura que tuviesen a mano, ya sea para entretenerse o para estudiar.
     De esta manera, no es raro que las tres hermanas hayan escrito cada una, una novela, además de un libro de poesías, que fue la primera publicación para ellas. Como ya lo he contado en la reseña de Cumbres borrascosas, de Emily Brontë, la época no era propicia para este tipo de actividades en una señorita, que debía ser institutriz o dedicarse a su propio hogar, si es que tenía la “suerte” de casarse. Por este motivo, las tres hermanas publicaron sus libros con seudónimos masculinos: Anne, la hermana menor, publica Agnes Grey como Acton Bell; Emily publica Cumbres borrascosas como Ellis Bell, y Charlotte publica Jane Eyre como Currer Bell.
     Me pareció importante hacer esta introducción antes de hablar un poco del libro, porque creo que tanto la obra de Charlotte, como la de sus hermanas, está íntimamente ligada a sus vidas y a ese clima tan particular en el que crecieron.
      Jane Eyre comienza con el relato en primera persona de una niña huérfana de 10 años que es maltratada por sus primos y su tía, la señora Reed, quien ha prometido a su difunto marido hacerse cargo de la niña pero que no tiene ninguna simpatía por ella. La pequeña Jane, con la excusa de que es una niña maleducada y rebelde, es llevada pupila a la escuela de señoritas Lowood, donde pasará varios años y se formará como institutriz. Cuando llega el momento en el que puede decidir, Jane elige buscar trabajo y salir de ese oscuro y húmedo colegio en el que pasó la mayor parte de su vida. Así conocerá al señor Rochester en Thornfield, teniendo a cargo la educación de la pequeña Adele, en custodia del dueño de casa. Y justamente cuando Jane cree que está tranquila, en una casa acogedora, con una familia agradable, suceden varios hechos que no puede explicarse, las noches se tornan peligrosas, y se siente acechada por una presencia extraña.
      La trama de Jane Eyre contiene todo ese clima tan particular de las novelas góticas donde los días lluviosos, los ruidos extraños y las tardes grises de un eterno invierno transportan al lector a un mundo desconocido pero sumamente cautivador. Y, por supuesto, no puede faltar la gran historia de amor, tan compleja como todo en la vida de nuestra protagonista. Por eso, es muy fácil empatizar con ella, que de manera tan valiente y arriesgada intenta superar los obstáculos que se le presentan. En este sentido, Jane Eyre es un personaje sumamente transgresor para la época, porque es una mujer que toma decisiones y que se rebela.
    Deseo que les haya interesado esta reseña sobre Jane Eyre y espero sus comentarios, tanto sobre este libro, si lo leyeron o no, como sobre la familia Brontë, tan particular. ¿Conocían la historia?