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martes, 20 de junio de 2017

La leyenda del jinete sin cabeza

      La leyenda del jinete sin cabeza, de Washington Irving, es un libro que me encanta traer como recomendación porque es cortito, no tiene más de 90 páginas, y a la vez es un clásico que vale la pena leer. Y para aquellos que no saben si animarse con un clásico o no, es una buena manera de empezar.
     Su autor, Washington Irving (1783-1859) es uno de los escritores norteamericanos más populares de su país y un maestro en el relato breve, que mezcla con equilibrio el humor y el terror.
      Seguramente habrán escuchado hablar de este libro por la película tan conocida de Tim Burton en la que actúa Johnny Depp, y si la vieron, recordarán la atmósfera gótica que la invade, los valles desolados, la niebla, los pantanos y la creencia ciega de los habitantes del lugar en fantasmas y aparecidos. Para mi gusto, está perfectamente representado el ambiente del libro, a pesar de que la trama es un poco diferente.
    La acción se desarrolla a unos kilómetros de un pequeño pueblo rural de los Estados Unidos, en un valle tan tranquilo y aislado que recibió el nombre de Sleepy Hollow, o valle somnoliento. Y parece que, en este lugar, hasta los mismos habitantes viven como en un constante ensueño, creyendo en sitios encantados y supersticiones.
     La leyenda dominante de esta región es la de un jinete sin cabeza, el fantasma de un soldado de las tropas de un gran duque, al que una bala de cañón le arrancó la cabeza en una batalla, y que él busca por las noches en el lugar donde fue decapitado. Los campesinos dicen verlo pasar en su caballo a toda velocidad volviendo a la iglesia cercana, donde se encuentra enterrado su cuerpo.
     Ichabod Crane, el maestro de la región, es el personaje principal de la historia. Cómicamente, vive una semana en casa de cada alumno, porque el dinero que gana como docente no le alcanza para independizarse, y a cambio de la hospitalidad de la región ayuda a los granjeros, cuidando a los niños pequeños o cortando leña para el hogar. Y cada noche, mientras vuelve a la casa en la que se hospeda esa semana, vive momentos de gran ansiedad, al cruzar el valle, temiendo encontrarse al jinete sin cabeza en el camino, al oír las ramas de los árboles crujir con el viento o sus propios pasos en la oscuridad de la noche.
     Pero una tarde, entre los alumnos de música, conoce a la bella Katrina Van Tassel de 18 años, única hija de un rico labrador holandés, y comienza una disputa por su amor (y por su dinero) con otro de sus pretendientes, Brom Van Brunt, a partir de la cual vivirá una experiencia aterradora que lo hará dudar de todas sus creencias.
      Más que recomendable La leyenda del jinete sin cabeza, no solo porque es un libro entretenido y de fácil lectura, sino porque al mismo tiempo nos enseña qué es una leyenda y nos muestra de la mejor manera el ambiente gótico, generando escenas donde el terror y el suspenso nos dejan sin aliento. Y todo esto dentro de una narración con mucho humor, sobre todo en las descripciones y las actitudes del maestro y su contrincante, casi dos caricaturas del avaro y el bruto.
    Espero que les guste esta recomendación diferente, y que me comenten si lo han leído, qué les pareció, y si no, si piensan hacerlo. ¡No se lo pierdan!


¡Muchas gracias EdicionesB por el ejemplar!

sábado, 18 de febrero de 2017

Revisando clásicos: Drácula, de Bram Stoker

Drácula, de Bram Stoker.
     Después de saber, con mucha alegría, que mi reseña anterior sobre Frankenstein, en esta misma sección, había gustado mucho, decidí retomar esta temática y traer un clásico muy conocido en cuanto a la trama principal, pero que no es valorado, creo, por lo que representa como expresión de las contradicciones de la época en la que fue escrito. Me gustaría que veamos que Drácula no es simplemente la historia de un vampiro que mataba damiselas bellas para robarles su sangre y así alimentarse, sino mucho más que eso.
   Para situarnos, les cuento que Drácula fue escrito en 1897 por el irlandés Bram Stoker, y puede encuadrarse dentro de lo que se llamó novela gótica, ya que cumple con varias de sus características principales: el ambiente lúgubre, la presencia constante de ciertos elementos de la naturaleza, como la niebla y las tormentas, la visita a cementerios y castillos oscuros, las supersticiones y hechos sobrenaturales, etc. En cuanto a las supersticiones, hay que tener en cuenta que el personaje de Drácula es el resultado de la suma de varias tradiciones populares que han sobrevivido en el tiempo: el ser no vivo, que solo puede eliminarse a partir de ciertas acciones heroicas; la alimentación que consta solo de sangre extraída de las víctimas, quienes en consecuencia se convierten a su especie; el vivir exclusivamente de noche y tener la capacidad de adquirir otras formas: lobo, murciélago o niebla; no poder exponerse a la luz solar, los cursos de agua o ciertos antídotos, como el ajo, la rosa silvestre o alguno símbolos religiosos.
    Y justamente, este ambiente sobrenatural que invade el libro está íntimamente relacionado con la necesidad de expresar aquello que no podía ser dicho. Casi como una consecuencia natural de la racionalidad, la moral y el orden que proclamaba la época victoriana, Bram Stoker le da un lugar en esta obra a lo inexplicable y lo reprimido: los sueños, la locura, los bajos instintos, los miedos y la muerte.
     Lo curioso, o paradójico, es que esto lo hace utilizando los géneros clásicos por excelencia para relatar hechos reales, biografías, etc., como el género epistolar (cartas, documentos), recortes de periódicos, y diarios íntimos de los personajes principales. De esta manera, el autor les da un marco de credibilidad a unos hechos más que increíbles. Es decir, no hay un narrador que nos cuente la historia de Drácula, sino que, a partir de los diarios íntimos de los distintos personajes, y otros documentos, se va tejiendo la trama.
      Por otra parte, el personaje del médico (el Dr Van Helsing), como los investigadores de las novelas detectivescas, contrapone al espacio mágico del mundo del vampiro, la realidad cotidiana y la racionalidad victoriana, resolviendo los conflictos a través de sus conocimientos e investigaciones. Así, el autor parece equilibrar, tanto en la forma como en el fondo, las contradicciones de la época: el vampiro con el médico, lo sobrenatural con la ciencia, lo increíble con la credibilidad de la experiencia. Y de esta manera también, encuentra una forma posible para construir una obra publicable, al encuadrarse dentro de las normas de la época.
     Es importante mencionar también que, como es fácil suponer, cuando fue publicado, Drácula no tuvo mucha aceptación por parte de la crítica. Sin embargo, Bram Stoker supo captar el gusto del público que encontraba en las historias de horror, no solo entretenimiento, sino también un escape a tanta rigidez.
      Para aquellos que no saben si leer Drácula o no porque es un clásico, les digo que no lo duden porque es un libro sencillo de leer, entretenido, con mucha acción y diferentes enredos que lo hacen muy ágil. No voy a contar la trama porque básicamente ya se conoce, pero sí quise mostrar brevemente en esta revisión, que es muchísimo más interesante que la reducción que uno ve en las adaptaciones al cine, y mucho más profunda también.

      Espero sus comentarios, de los que ya lo leyeron, a ver qué les pareció, y de los que no, si es que mi reseña los motiva a hacerlo. ¡Gracias por leerme y buen fin de semana!