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jueves, 19 de enero de 2017

Cornelia, de Florencia Etcheves

     Cornelia es la tercera novela de la periodista y escritora argentina Florencia Etcheves, publicada en 2016 por Editorial Planeta. Las dos primeras son La virgen en tus ojos (2012) y La hija del campeón (2014) y no veo la hora de leerlas, porque seguramente son tan atrapantes e interesantes como Cornelia.
   Cuando supe de la existencia de este libro me entusiasmó mucho la idea de leer un policial escrito por alguien tan especializado en el tema, sobre todo, en lo que respecta a la trata de personas y la violencia de género. Yo conocía algo de la autora por haber leído Mía o de la tumba fría (2009), libro en el que relata junto a Mauro Szeta y Liliana Caruso cuatro casos emblemáticos de violencia de género en Argentina. Lo que más me gustó de ese libro es que las distintas versiones de los hechos, la investigación y las pruebas se mezclan de manera armónica con el relato que nos permite acompañar a cada una de las víctimas en sus últimas horas. Y a medida que avanzamos, la intriga y el suspenso van creciendo al igual que las sospechas y la bronca, porque el final es inevitable.
     Con Cornelia me pasó algo muy parecido porque no podía dejar el libro. La mayoría de los capítulos son cortos y pasaba de uno a otro queriendo saber más y más. Y esta sensación de no poder parar de leer tiene mucho que ver, creo, con los diferentes tiempos en los que se desarrolla la acción (presente de la investigación y pasado de los hechos) y las distintas miradas de determinados personajes sobre el mismo asunto: la desaparición de Cornelia. De esta manera, la información se nos presenta tan bien dosificada que todo el tiempo estamos descubriendo algo nuevo y siempre nos falta un dato más para poder completar nuestra intuición lectora.
     Para adentrarnos de una vez en la trama les cuento que el libro comienza en el presente, cuando se cumplen 10 años de la desaparición de Cornelia Villalba, alumna adolescente de un prestigioso colegio inglés, que viajó con cuatro compañeras y una profesora a El Paraje, un pueblo -inventado- del sur argentino, para estudiar cómo sus habitantes sobrevivieron a la erupción del volcán Tunik. De ese viaje Cornelia nunca regresó, y lo único que se encontró de ella fue la cadena que llevaba la noche que desapareció. La familia, sus ex compañeras, la profesora, una vecina fanática de los avisos fúnebres y una misteriosa mujer se encuentran en la misa por Cornelia, y ya nada vuelve a ser como antes.
   De repente, nos encontramos 10 años atrás, en la hostería Los Alonso, donde se hospedó la profesora con sus alumnas en el viaje de estudios, horneando budines con Irma, la dueña de casa, mientras el hijo corta leña para calentar el hogar y la pequeña Livia, que padece un retraso madurativo, observa desde un rincón a las nuevas huéspedes. Ariel Alonso, el joven de la familia, atrajo enseguida la atención de las chicas porque era muy guapo y varonil, mientras su hermana les produjo rechazo, sobre todo por su aspecto.
    Otra vez en el presente, Manuela Pelari, compañera de viaje de Cornelia y ahora policía, decide reabrir la investigación y, por su cuenta, intentar encontrar a su amiga o llevarle a esa familia -y a ella misma- una respuesta después de tanto silencio.
    Y por supuesto, no puede faltar, como en cualquier buen policial, el investigador, que en este caso es Francisco Juánez, compañero de Manuela. Esta pareja es la misma que investiga los casos de los dos libros anteriores de la autora. Y lo interesante es que, para los que nos gustan las historias que continúan, aquí tenemos la pareja investigadora como hilo conductor de cada caso, y para los que quieren simplemente leer un buen policial, pueden elegir cualquiera de los tres porque son autoconclusivos. Es decir, cada historia empieza y termina en el mismo libro.

     Por último, puedo decir que Cornelia es una historia sumamente adictiva, que no solo entretiene sino que nos muestra una realidad que nos toca muy de cerca y que a veces no sabemos o no podemos ver hasta que es demasiado tarde. Espero que les guste la recomendación de esta semana y como siempre, después de leer dejen sus comentarios, así sé si les gustó o no, si leyeron este libro o lo piensan leer, o si quieren recomendarme alguna novela para reseñar. ¡Los leo! ¡Buen fin de semana y lindas lecturas!

viernes, 11 de noviembre de 2016

El cartero de los haikus, de Denis Thériault


“Un buen haiku debía contener una
 referencia a la naturaleza (kigo)
o a una realidad no solo humana.
Sobrio, preciso, denso y sutil a un tiempo,
 evitaba el artificio literario y
las características de la poesía,
como la rima y la metáfora.
El arte del haiku era el arte
de lo instantáneo, del detalle”.
(Página 55).


   
 


      Decidí leer El cartero de los haikus, de Denis Thériault, porque me pareció un libro diferente, desde la síntesis de su contratapa hasta la encuadernación, y no me equivoqué. A diferencia de varios libros que reseñé anteriormente, este es bastante corto: 157 páginas, en un tamaño más pequeño que el habitual. Ese detalle me parece importante porque hay muchos lectores que no tienen tiempo o ganas de leer un libro demasiado largo, o los desanima semejante cantidad de páginas. En este caso, El cartero de los haikus es un libro pequeño y amable, que nos invita a leerlo con confianza.
    Sobre el autor, Denis Thériault, no hay demasiada información, solamente pude averiguar que es un escritor, actor y guionista canadiense nacido en 1959, que se graduó en Psicología en 1981. Por mi parte, nunca había escuchado sobre él y fue toda una sorpresa porque el libro me encantó.  
     A través de una narración sencilla, el autor nos sumerge en el mundo poético japonés, nos enseña sobre los haikus y sus variantes y nos mantiene expectantes hasta la última página, queriendo saber qué será de la vida del solitario cartero Bilodo y su amor por la lejana Ségolène.
   Bilodo es un cartero puntual y cumplidor, que diariamente reparte la correspondencia en una pequeña ciudad de Canadá. Pareciera tener una vida muy sencilla y rutinaria, solo una vez ha faltado a su trabajo, y se puede decir que su único secreto es tener la manía de leer parte de la correspondencia que debe entregar al día siguiente. Cuando llega a su casa todas las noches, después de haber practicado caligrafía en un bar cercano, abre con vapor algunas cartas y lee su contenido, lo copia y archiva. Esa curiosidad lo lleva a encontrarse con las cartas que una bella maestra, Ségolène, le envía a un hombre barbudo y desmelenado llamado Grandpré. Bilodo comienza a fascinarse con el contenido de esas cartas: unos pequeños poemas de tres versos llamados haikus, y con la bella Ségolène, de la cual se enamora perdidamente. Pero este amor y la vida de Bilodo cambiarán para siempre cuando muera repentinamente el real destinatario de las cartas de la muchacha y el cartero decida tomar su lugar.
      De esta manera, la trama comienza muy simple y con el correr de las páginas empieza a sufrir giros inesperados que colaboran con el suspenso y provocan que el lector valore mucho más los momentos de tranquilidad que le regala el protagonista con sus pequeños poemas, dejando al descubierto también parte de la labor creativa del poeta. En una entrevista, Denis Thériault define un haiku como: “un pequeño momento de eternidad en 17 sílabas, como una imagen, una visión, una fotografía”.
    El cartero de los haikus es un libro construido a partir de una narración simple, con pocos personajes, y una situación cotidiana que comienza a complicarse y transformarse hasta convertirse en un libro sumamente interesante, que conjuga la pureza de la poesía con el suspenso de una trama muy bien construida. Por otra parte, se puede observar también una profunda reflexión sobre la psicología humana, la personalidad, el individuo y el otro. Bilodo es una persona muy responsable pero que no establece vínculos reales -no es casual que en el libro aparezcan como mucho 6 personajes- y a partir de las cartas personales de otros, y de sus relaciones, él intenta relacionarse también, pero de una forma casi virtual. De esta manera, en el desarrollo de la historia vemos cómo el protagonista pasa de una relación tan estrecha consigo mismo a intentar ser otro para poder acercarse a los demás.
     Como habrán podido deducir de esta pequeña reseña, El cartero de los haikus es un libro que recomiendo con ganas. En pocas páginas encontramos una historia de amor, suspenso y poesía, enmarcados en un ambiente para muchos desconocido, como la cultura japonesa.
      Espero sus comentarios, preguntas y sugerencias sobre este libro. ¡Buen fin de semana!
¡Muchísimas gracias a Ediciones Urano por el ejemplar!