Portada de la edición XX Aniversario. |
La primera vez que supe sobre esta historia real fue hace
unos años, cuando vi la película, y quedé muy conmovida por la fragilidad de la
vida humana y lo absurdo que es a veces el destino. En marzo de este año me
encuentro, entre las novedades de Ediciones B, con la hermosa reedición en
formato 20 aniversario del libro en el que fue basada la película dirigida por
Sean Penn, y quise leerlo enseguida.
Hacia rutas salvajes
cuenta la investigación que el periodista y alpinista Jon Krakauer realizó
sobre la corta y aventurera vida de Chris McCandless, un joven de 24 años que,
en septiembre de 1992, fue encontrado sin vida en un autobús, en medio de la
naturaleza salvaje de Alaska. Dos años antes se había graduado en la
Universidad Emory de Atlanta y, después de comentarle a su familia que deseaba
viajar por el mundo, donó todos sus ahorros a una organización humanitaria,
cargó su guitarra y algunos libros en su viejo auto y desapareció.
La familia de Chris -o Alexander Supertramp, como se
presentaba a los desconocidos- se entera meses después, cuando de casualidad
deciden ir a visitarlo, que había emprendido el viaje sin despedirse. Es
evidente que no tenían mucha comunicación, y al adentrarnos en el libro
comprendemos la conflictiva relación que Chris mantenía con ellos y los
rencores que ocultaba.
El libro es muy interesante desde varios puntos de vista. En
primer lugar, nos cuenta la aventura de este joven y cuáles fueron sus razones
para dejar todas las seguridades de una familia acomodada y dedicarse a vagar
por las rutas, hacer nuevas relaciones, emprender distintos trabajos, hasta
llegar a adentrarse en los bosques de Alaska, con un rifle y unos kilos de
arroz. También somos testigos de esos últimos cuatro meses del joven
sobreviviendo de la caza y la recolección, y de su único intento frustrado por
volver a la civilización, junto con otros pequeños detalles que hubieran hecho
la diferencia entre vivir o morir.
Una de las pocas imágenes reales de Chris McCandless en su estadía en el autobús. |
Por otra parte, nos presenta el testimonio de muchas
personas que conocieron a Chris McCandless en este viaje de dos años, que lo
acompañaron hasta su última aventura, o que solo pasaron con él un par de días,
pero que no pudieron olvidarlo. También encontramos partes del diario de Chris,
citas que marcaba en los libros que lo entretuvieron durante la travesía y
hasta la opinión muy personal de Jon Krakauer sobre la osadía y arrogancia que
ciertas personas le criticaban al joven por haberse adentrado en la naturaleza
tan mal equipado. El autor del libro decide contarnos en primera persona una
aventura similar a la del protagonista que vivió en su juventud y sus propias
razones para arriesgarse.
Recomiendo este libro conmovedor porque no solo nos cuenta
una historia que tiene todo lo que un buen libro debe tener, sino que además
nos deja reflexionando sobre la vida misma y cómo encontrar un término medio
ante esos dos extremos entre los que vivió Chris: o sucumbir en el sistema
capitalista adaptándose o abandonarse en la naturaleza y vivir en absoluta
libertad.
Espero que esta reseña los entusiasme para leer Hacia rutas salvajes, porque vale la
pena. Y me despido con una cita, seguramente mucho más convincente que mi
opinión:
“Lo que quiero decir
es que no necesitás tener a alguien contigo para traer una nueva luz a tu vida.
Está ahí fuera, sencillamente, esperando que la agarres, y todo lo que tienes
que hacer es el gesto de alcanzarla. Tu único enemigo eres tú mismo y esa
terquedad que te impide cambiar las circunstancias en que vives”.
(Fragmento de
una carta que Chris McCandless
envió a un nuevo amigo hecho en la ruta,
Ronald
Franz, de 81 años)
¡Gracias a Ediciones B por el ejemplar!