Últimas reseñas

sábado, 25 de junio de 2016

Una suerte pequeña, Claudia Piñeiro

Una suerte pequeña es el último libro
de la escritora argentina Claudia Piñeiro.
     “La barrera estaba baja. Frenó, detrás de otros dos autos. La campana de alerta interrumpía el silencio de la tarde. Una luz roja titilaba sobre la señal ferroviaria. Barrera baja, alerta y luz roja anunciaban que un tren llegaría. Sin embargo, el tren no llegaba. Dos, cinco, ocho minutos y ningún tren aparecía. El primer auto esquivó la barrera y pasó. El siguiente avanzó y tomó su lugar”.
     Así comienza Una suerte pequeña, el último libro de la escritora, dramaturga y guionista  argentina Claudia Piñeiro -publicado en 2015-, quien nació en el Gran Buenos Aires, en 1960.
     Algunos de sus libros han sido llevados al cine, como por ejemplo, Las viudas de los jueves, Betibú y Tuya, con gran éxito. Al igual que Una suerte pequeña, son libros que se recorren fácilmente, donde la lectura fluye y el lector se deja llevar por los hechos, pero al mismo tiempo siente la necesidad de participar de alguna manera, de reflexionar y, sobre todo, de ponerse en el lugar del otro.
     Decidí hacer esta reseña porque he leído la mayoría de los libros de la autora y los recomendaría a todos, no solo porque la trama tiene siempre una cuota de suspenso que mantiene al lector entretenido y buscando saber en cada página un poco más, sino porque las problemáticas que trata son las que en mayor o menor medida nos preocupan a todos o nos han tocado de cerca.
     En Una suerte pequeña la protagonista, Mary Lohan (o Marilé Lauría o María Elena Pujol) es una mujer argentina, que rehízo su vida en Estados Unidos, y que vuelve al país después de veinte años, obligada por las circunstancias, tratando de evitar un pasado colmado de dolor que le sale al encuentro de manera contundente.
     Al recorrer las páginas el lector empieza a unir las piezas y a comprender: un accidente, un muerto, una mujer desesperada y la sociedad que juzga y señala. Ese es el pasado. Pero ahora, nuevamente en Temperley, en el colegio Saint Peter, para Mary Lohan puede ser también parte de su futuro: puede recuperar de alguna manera el tiempo perdido, puede explicarse. O puede volverse a Boston y seguir con su vida.
     Una suerte pequeña es un libro muy interesante porque está narrado de tal manera que el lector acompaña a la protagonista en todo el proceso de revivir una desgracia y hacerle frente al resultado de sus decisiones, poniendo de relieve que los límites entre qué se puede evitar y qué no, quién es culpable y quién inocente, quién se sacrifica y quién abandona, ya no son tan claros.

sábado, 11 de junio de 2016

Revisando clásicos: Frankenstein, de Mary Shelley

     
   
       Inaugurando la nueva sección "Revisando clásicos", hoy quiero presentarles Frankenstein, novela escrita en 1816 por Mary Wollstonecraft Shelley. Su padre fue el filósofo político William Godwin y su madre la escritora feminista Mary Wollstonecraft. Se casó con el poeta Percy Shelley, y fue compitiendo con él y otros dos amigos escritores como nace la idea de lo que luego sería Frankenstein.
     Lord Byron, John Polidori, Percy Shelley y Mary Shelley deciden entretenerse durante un verano lluvioso, desafiándose a crear un cuento de fantasmas. Y de ese juego intelectual surge el libro, en el cual se relatan las  vivencias de Víctor Frankenstein, un estudiante de medicina que descubre los principios de la vida y se obsesiona con la idea de la creación, y de una criatura, el monstruo, que no comprende el rechazo y el abandono. Es una obra que cuestiona las acciones del hombre, cuando se deja llevar por el entusiasmo de sentirse poderoso a través del conocimiento. 
     Hay que tener en cuenta que Frankenstein fue escrito en una época –principios del siglo XIX- en la cual la ciencia había revolucionado la vida del hombre, lográndose avances que en siglos anteriores se creían imposibles. En este sentido, el ambiente gótico de esta novela, con sus paisajes sombríos,  castillos tenebrosos, cementerios, tormentas, elementos sobrenaturales, etc., que llevan al extremo el suspenso y la intriga, son la contrapartida de esa racionalidad.
     Quise comenzar la sección de clásicos con Frankenstein porque es un libro bellísimo, que vale la pena difundir, ya que es mucho más de lo que se conoce de él, y al mismo tiempo se lee fácilmente, a pesar de los años que han pasado desde su publicación. Además, la trama del texto está atravesada por el suspenso y el terror, atrapando al lector con una variedad de situaciones que se van encadenando a partir de las dos posturas principales y contrapuestas: la del científico y la del monstruo, que al mismo tiempo por momentos son la víctima o el victimario, según desde que perspectiva se los mire.
      Por último, pero no menos importante, quiero cerrar esta reseña con las palabras de la propia autora sobre algunas de las sensaciones que se propuso generar en el lector con este libro: “Yo me ocupé de pensar una historia (…) Una que pudiera expresar los temores misteriosos de nuestra naturaleza y despertar el horror… una que le hiciera al lector sentir temor de mirar en su entorno, que le helara la sangre en las venas, y acelerara los latidos de su corazón”. Mary Shelley, Londres, 15 de octubre de 1831.
     Espero que les haya gustado la propuesta y que se acerquen a Frankenstein sin temor. 

jueves, 9 de junio de 2016

Revisando clásicos



Esta semana quiero inaugurar una nueva sección en la cual se revean ciertos textos clásicos que se conocen por el título pero que, la mayoría de las veces, se tiene de ellos una imagen errónea o muy alejada de la realidad. En algunos casos se cree que son textos muy difíciles de leer o que hace falta tener ciertas lecturas para comprenderlos. En otros, se piensa que tratan de temas muy específicos, o que son aburridos, cuando lo cierto es que son libros muy entretenidos y accesibles. El primero será Frankenstein, de Mary Shelley. En breve, la reseña.

sábado, 28 de mayo de 2016

La chica del tren, Paula Hawkins

La chica del tren, el suceso editorial de 2015.
     La chica del tren es la primera novela que la periodista británica Paula Hawkins (1972) publica con su nombre. Anteriormente escribió cuatro novelas románticas bajo un seudónimo, pero no tuvieron éxito. Evidentemente, el thriller psicológico es lo suyo porque el libro fue un suceso editorial.
     Me gusta mucho hacer la reseña de La chica del tren porque es de esos libros que uno no puede parar de leer, con los que se tiene la sensación de no poder leer lo suficientemente rápido. Y por eso mismo es una muy buena lectura para aquellos que no leen mucho o no suelen “engancharse” con un libro. Esta novela lleva al lector capítulo tras capítulo, dándole un poco de información pero generándole a su vez más dudas que certezas, provocando la necesidad de seguir leyendo para intentar conocer la verdad de la trama. Por esto, y porque la narración es ágil y sencilla, se lee muy rápido, a pesar de sus casi 500 páginas.
     Rachel, la protagonista de La chica del tren, es una joven alcohólica, divorciada hace casi dos años,  y que se ha quedado sin trabajo recientemente. Como no quiere que su amiga, con la que vive, y su familia, sepan que la echaron, decide tomarse todos los días el tren de las 8.04 como si fuese a trabajar. La separación fue un golpe tremendo para ella, sobre todo porque su exmarido (Tom) rehízo su vida y fue padre rápidamente. Anna es la mujer con la que vive Tom, en la casa que construyeron juntos.
     Al tomarse el tren, Rachel pasa diariamente frente a la que era su vivienda, pero comienza a centrar su atención en una pareja vecina, y a imaginarse cómo sería esa maravillosa vida de los jóvenes enamorados, a los que ha llamado Jess y Jason. En estos viajes, y en su vida diaria, la bebida la acompaña y muchas veces no logra recordar qué hizo o qué dijo, lo que contribuye con el misterio de la trama. 
    De un momento a otro, algo terrible sucede y, justamente por esta amnesia que le provoca la bebida, Rachel queda involucrada. No puede alejarse ni de esos desconocidos que creyó que eran la pareja perfecta, ni de la familia de su exmarido. Ella sabe que hay algo que debe recordar, un suceso perdido en su memoria, ahogado en el alcohol, que debe recuperar.
     Por último, puedo agregar que, más allá de la trama del libro, que mantiene al lector atrapado todo el tiempo, es muy interesante la estructura narrativa que colabora con el misterio, al dividir la narración en tres voces distintas -Rachel, Megan (Jess) y Anna- que cuentan fragmentos de la historia. A medida que estas tres miradas se entrelazan y complementan, van dejando al descubierto, cada vez de manera más completa, lo sucedido.
       ¿Ya leyeron este libro? ¿Qué les pareció?

miércoles, 18 de mayo de 2016

Los autonautas de la cosmopista o Un viaje atemporal París-Marsella, último libro de Julio Cortázar


Esta es la portada del libro que me prestaron.

     Los autonautas de la cosmopista o Un viaje atemporal París-Marsella es un hermoso libro de Julio Cortázar, escrito en coautoría con su esposa, la fotógrafa estadounidense Carol Dunlop, editado por primera vez en 1983. Este viaje sería la última excursión que hiciera la pareja (1982), porque Carol moriría de leucemia un año más tarde, y Julio en 1984, poco después de editado el libro.
     Este texto llegó a mis manos recomendado con tanto fervor que lo leí enseguida y me pareció distinto de todo lo que había leído antes. Y al ver, años después, que Alfaguara lo reedita, quiero celebrarlo y recomendarlo para que tengan la suerte que tuve yo y puedan disfrutarlo.
     Cuando digo que es un libro que no se parece a nada que haya leído antes me refiero a que es una bitácora o diario de viaje en el que Julio y Carol relatan los 33 días de viaje por la Autopista del sur, partiendo desde París rumbo a Marsella. Antes de emprender el recorrido establecen ciertas reglas que deben cumplir obligatoriamente, condicionando la aventura y provocando escenas cómicas, expediciones fantásticas, fusionando fantasía y realidad del modo en que solo lo sabe hacer Julio Cortázar.
     Pero la regla fundamental es la que define la travesía, en palabras del autor, como “…una «expedición» un tanto alocada y bastante surrealista, que consistiría en recorrer la autopista entre París y Marsella a bordo de nuestro Volkswagen Combi, equipado con todo lo necesario, deteniéndonos en los 65 paraderos de la autopista a razón de dos por día, es decir empleando algo más de un mes para cumplir el trayecto París-Marsella sin salir jamás de la autopista”.
     De esta manera, en cada parada nos cuentan lo que viven, lo que piensan, vemos fotos, dibujos, listas, anécdotas, etc., como si viajáramos con ellos. Es decir, no solo es un diario de viaje, con los preparativos y las estrategias que requería en esa época una aventura como esa, si tenemos en cuenta que no existía el teléfono celular y mucho menos Wifi, sino también una bella manera de introducirnos en el maravilloso y tierno mundo de Cortázar,  donde todavía se puede creer que la vida es mágica y que vale la pena vivirla apasionadamente.
     Leer este libro es una hermosa manera de conocer el universo literario de Julio Cortázar, si nunca lo han leído, o de acercarse más íntimamente, si ya tuvieron la suerte de encontrarse con otra de sus obras.
     Por último, les dejo otras fotos como adelanto de las que podrán ver en el libro.

sábado, 14 de mayo de 2016

También esto pasará, Milena Busquets


    
     También esto pasará (Anagrama) es la segunda novela de Milena Busquets -la primera es Hoy he conocido a alguien (2008)-, hija de la legendaria escritora y editora de Lumen, Esther Tusquets, fallecida en julio de 2012. Milena nació en 1972 en Barcelona, donde vive actualmente con sus dos hijos. Es licenciada en arqueología y trabajó durante muchos años en el mundo editorial.
        Me interesa presentarles esta novela porque es un suceso editorial desde el 2015 que se editó, y tal vez muchos quieren leerla o saber de qué se trata. 
    Una de las características fundamentales para destacar de este libro es que en él se enlazan ficción y realidad de manera muy íntima. Blanca, la protagonista de También esto pasará, es una mujer de 40 años que, al igual que Milena, ha perdido recientemente a su madre después de una larga enfermedad.
        La madre de Blanca, como Esther Tusquets, era una personalidad reconocida del mundo editorial y tenía una gran presencia en la vida de su hija. Tanto que, por momentos, el relato de Blanca, narrado en primera persona, toma como interlocutor directo a su madre, envolviendo al lector en esa relación tan estrecha y haciéndolo partícipe de esas confidencias. Estos cambios en la narración son tan repentinos y sutiles que el lector pasa de observador de la escena a ser parte de ella casi sin quererlo, a veces, porque no siempre lo que tiene que decirle a su madre es agradable.
       La relación entre ellas era muy estrecha y conflictiva, apasionada, profunda y compleja, y esta intimidad de la que el lector forma parte, creo que tiene mucho que ver con el éxito del libro. Blanca es una mujer real, que se muestra sin disfraces ni velos, su vulnerabilidad es presentada abiertamente ante el lector y no trata de aparentar algo que no es o no siente. Puede caer bien o mal, según quien la juzgue, pero se muestra con todos sus defectos, sin justificarse por sus actos, viviendo. No disfraza nada y tampoco intenta contarnos más de lo que realmente le interesa, que es su duelo y la relación con su madre. Por este motivo, las amigas de Blanca, sus exmaridos, su amante casado y sus hijos pasan por la novela como sombras de los cuales no sabremos más que lo indispensable.
     Y como ellos, el lector acompaña a Blanca a Cadaqués, un pueblo donde pasó su infancia y ahora está sepultada su madre. Allí transitará su dolor y vivirá la ausencia más desgarradora, a través del sexo, el alcohol, las reuniones con amigos, y los momentos de soledad y reflexión.
       ¿Habían oído hablar de este libro? ¿Les interesa la trama? ¡Espero sus comentarios!

Aclaración


     Antes de empezar con mis reseñas, quiero aclarar que ninguna de ellas se adentrará detalladamente en la trama del libro que esté comentando ni contará nada que no se sepa desde las primeras páginas, porque la idea es que cada uno de ustedes deje este espacio con cierto conocimiento del texto, pero no el suficiente como para quitarles las ganas de leerlo, sino justamente lo contrario.  Ahora sí, comencemos.